El Gobierno nacional anunció, a través de su ministra de Relaciones Exteriores, Laura Sarabia, que próximamente se iniciará el proceso técnico y administrativo para eliminar la exigencia de visa a ciudadanos chinos y otras nacionalidades. La medida, de acuerdo con la funcionaria, busca facilitar el turismo, el comercio y la inversión en el territorio nacional, con el fin de fortalecer los lazos comerciales y diplomáticos con el gigante asiático.
“En conversación hoy con el presidente iniciamos el proceso para eximir de visa a los ciudadanos chinos y otras nacionalidades. Un paso clave para facilitar el turismo, el comercio y la inversión en Colombia. Seguimos trabajando, como siempre, con visión compartida y diálogo fluido”, expresó la canciller en su declaración, emitida en la red social X, que como era de esperarse, causó una serie de reacciones en el espectro político y económico.
Sin embargo, la medida no ha estado exenta de debate en los gremios. Como lo ha dejado entrever María Claudia Lacouture, exministra de Comercio que se desempeña como presidenta de la Cámara de Comercio Colombo Americana (AmCham Colombia), que en sus perfiles expresó su escepticismo respecto a este anuncio; el cual considera debe manejarse con suma cautela, pues puede representar algunos riesgos para el país.
En su posición, Lacouture advirtió que una balanza comercial altamente desfavorable entre ambos países no podrá resolverse únicamente con decisiones simbólicas. “Colombia exporta a China 2.000 millones de dólares e importa más de 15.000 millones de dólares”, señaló la ejecutiva, que remarcó el desequilibrio en el intercambio comercial con una de las potencias económicas más grandes del planeta, al nivel de Estados Unidos.
Igualmente, la exfuncionaria del gobierno de Juan Manuel Santos, en un cargo que se desempeñó entre mayo de 2016 y agosto de 2017, destacó que esta decisión debe analizarse desde una perspectiva estratégica, y consideró para tal conclusión factores geopolíticos. “Si bien puede interpretarse como un gesto para fortalecer relaciones bilaterales, es clave poner en la balanza lo que se gana y lo que se arriesga”, agregó.
El análisis de Lacouture, que iría en la misma línea con el hecho por otros expertos, está enfocado en que las relaciones con China podrían tener fuertes repercusiones, no solo comerciales sino diplomáticas; teniendo en cuenta que uno de los principales aliados históricos de Colombia ha sido Estados Unidos; pues el país al que va un gran volumen de exportaciones, entre ellas de productos como café, flores y aguacates, entre otros.
El principal reto en este sentido, según se conoció, será la necesidad de equilibrar, de manera efectiva, su relación con China, mientras preserva acuerdos estratégicos con el mercado norteamericano, que representa una de las mayores fuentes de beneficios tangibles para la economía colombiana. En un contexto de la imposición del 10% de arancel a los productos nacionales que quieran comercializar sus productos en EE. UU.
Según el Ministerio de Comercio, en datos replicados por diferentes medios de comunicación, existen cifras alentadoras que apuntan a un posible aumento de visitantes chinos al país, en caso de ejecutarse esta medida. Según se reafirmó, durante el 2024 arribaron a Colombia cerca de 20.000 ciudadanos chinos, principalmente por motivos de negocios.
Con este panorama, las autoridades proyectan que esta cifra podría duplicarse tras la eliminación del requisito de visado, en una iniciativa que ya está en trámite según reveló Sarabia. Más allá del impacto económico en términos de turismo, la decisión también busca fortalecer los vínculos culturales y educativos entre ambas naciones, que desde que inició el Gobierno Petro han fortalecido esta alianza que quieren llevar a un nuevo nivel.
Y es que, ante un eventual proceso de eliminación de vista, Colombia se posiciona como un aliado clave de China en América Latina. Ambos países han intensificado los intercambios diplomáticos y firmado los acuerdos bilaterales en áreas como infraestructura y tecnología; pese a ello, Lacouture señaló que este acercamiento no es percibido de manera neutral por todos los actores internacionales; en especial, el mayor socio comercial.
“El relacionamiento con China es un tema sensible en la política estadounidense, especialmente bajo la visión del presidente Donald Trump”, reiteró. Ante ello, la pregunta es si esta es una movida estratégica o un gesto apresurado del Gobierno Petro, más allá de que la medida se ha presentado como una ventana de oportunidades económicas y culturales, sin profundizar en el impacto fiscal de abrir esta posibilidad.