
La vida personal del presidente de la República, Gustavo Petro, y su conducta en el ejercicio de sus funciones han estado en el escrutinio público en todo momento. Y, entre muchos señalamientos en su contra, hay uno que destaca: su presunto consumo problemático de drogas, algo que, según el exministro de Relaciones Exteriores Álvaro Leyva, es verdad.
En una larga misiva enviada al primer mandatario y publicada en su cuenta de X, aseguró que Petro es un consumidor activo de estupefacientes. De acuerdo con sus declaraciones, habría confirmado esta información en una visita oficial del jefe de Estado a París (Francia) en 2023, cuando “desapareció” por un par de días.

“Fue en París donde pude confirmar que usted tenía el problema de la drogadicción. ¿Pero qué podía yo hacer? Seguro fui inferior. Lo he debido aproximar, ayudar, asistir oportunamente. Guardo en mi interior la pena de no haber intentado extenderle la mano. Lo cierto es que nunca se repuso usted. Es así. Su recuperación lastimosamente no ha tenido lugar”, indicó el exfuncionario.
Sin embargo, el presidente negó tener un consumo problemático o dependiente de drogas. Asimismo, indicó que en su viaje a París, estuvo acompañado en todo momento por el servicio secreto de Francia, por lo que en ningún momento permaneció solo, incluso, cuando se alejó de sus deberes presidenciales. “Es tan vulgar el escritor que olvidó decirles que en una visita oficial de un jefe de Estado a Francia, siempre hay protección física, directa y permanente del servicio secreto francés. Simplemente, he sido calumniado”, precisó.

De igual manera, en otra publicación, afirmó que los días en los que supuestamente desapareció estuvo compartiendo con su familia, específicamente, con sus nietas, algo que confirmó su hija Andrea Petro, madre de las niñas. Incluso, el embajador de Colombia en Francia, Alfonso Prada, explicó en Red+ Noticias que el presidente cumplió totalmente con su agenda en París.
Además, confirmó que Gustavo Petro informó a su equipo que dedicaría un tiempo a su familia uno de esos días (sábado), por lo que estableció una agenda privada. No obstante, informó que en ningún momento el jefe de Estado consumió sustancias que llegaran a nublar su juicio. “Ni en el primer viaje ni en el segundo, el presidente se tomó un trago, mucho menos, consumir algún tipo de sustancia diferente. No, definitivamente, no”, aclaró.
Las aclaraciones del jefe de Estado surgieron en medio de un álgido debate sobre su idoneidad para gobernar en caso de que los señalamientos de Leyva sean ciertos. A la discusión se unió Échele Cabeza cuando se dé en la cabeza, una organización dedica a generar y difundir información sobre Sustancias Psicoactivas (SPA), en aras de reducir los riesgos, daños y desinformación al respecto.
Desde su perspectiva, es una irresponsabilidad asegurar, sin pruebas y sin un dictamen especializado, que una persona es disfuncional por consumir ciertas sustancias, ya sean legales o ilegales. Advirtió que ese tipo de señalamientos, carentes de sustento, refuerzan la estigmatización, la exclusión y la prohibición, además de que perpetúan la “violencia cultural”.

Además, aclaró que, según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc), menos del 20% de los consumidores de sustancias psicoactivas terminan desarrollando problemas graves derivados de esa práctica, que se evidencian en su salud mental y física, así como en su productividad. Eso quiere decir que la mayoría de los usuarios son completamente funcionales y hacen aportes a la sociedad.
En ese sentido, gran parte de las personas que consumen drogas lo hacen de manera experimental, recreativa o habitual, alejándose del consumo abusivo o dependiente. Por eso, Échele Cabeza criticó las declaraciones del exministro de Relaciones Exteriores, afirmando que las acusaciones están basadas en la moral y no es la ciencia.
“Caer en los prejuicios de personajes como Leyva —militante del partido conservador— es repetir la historia: Visiones conservadoras sobre el uso de sustancias, sobre el cuerpo, sobre las mujeres… Todo sin análisis, sin contraste, sin rigor periodístico. Solo moralismo”, precisó.