
La elección el martes 8 de abril de Álvaro Echeverry como nuevo magistrado del Consejo Nacional Electoral (CNE), en reemplazo de César Lorduy, que renunció a su cargo en el órgano rector, generó múltiples reacciones en el espectro político. Los 205 votos que obtuvo, de ellos 141 en la Cámara de Representantes y 64 en el Senado, confirmaron la influencia que aún tiene el presidente Gustavo Petro en el Legislativo.
Echeverry, que es integrante del partido de Unión por la Gente, más conocido como el partido de la U, y que sería justamente la carta del jefe de Estado para ocupar un lugar en el tribunal electoral, ocupará el lugar que dejó el excongresista atlanticense: que hasta el 3 de diciembre de 2024 no solo fue magistrado del CNE, sino su presidente; aunque su dimisión solo fue aceptada el 5 de marzo por la plenaria.
“El CNE felicita a Álvaro Echeverry por su elección como nuevo magistrado de esta corporación. Auguramos que su labor redundará en beneficio de la democracia. Bienvenido”, expresó el CNE en sus redes sociales, tras conocerse la determinación del cuerpo legislativo.

Uno de los que se despachó ante la escogencia del togado fue el abogado Abelardo de la Espriella, que no dudó en relacionar este nombre con el ministro del Interior, Armando Benedetti, y con el embajador de Colombia en el Reino Unido, Roy Barreras, que lo habrían acercado a la campaña del 2022 de los sectores progresistas, que los llevó a consolidar la bancada y ganar la presidencia.
“No es un tema menor: Echeverry, autodeclarado petrista, fue el verdadero cerebro y operador de toda la estrategia electoral del Pacto Histórico en las elecciones de 2022, tanto en el Congreso –donde, como por arte de magia, le aparecieron al petrismo cinco curules al Senado y quinientos mil votos– como en las presidenciales, en las que la variación entre primera y segunda vuelta fue de más de 1.2 millones de votos de abstencionistas que, de repente, fueron a votar y lo hicieron por Petro”, expresó De la Espriella.

La elección de Echeverry como miembro del Consejo Nacional Electoral, supondría –de entrada– un voto en favor del presidente, en el proceso que se adelanta contra en este organismo, tras aprobarse la ponencia de los magistrados Álvaro Hernán Prada, hoy titular del CNE, y de Benjamín Ortiz: que pidieron revisar la campaña del jefe de Estado, por presunta violación de topes por $5.355 millones.
En efecto, durante la jornada en la que dio vía libre a la formulación de cargos a Gustavo Petro, en su calidad de candidato presidencial; a su aspiración política al primer cargo de la nación; y, del mismo modo, al entonces gerente de la campaña, el actual presidente de Ecopetrol, Ricardo Roa; y demás miembros del equipo de tesorería, la votación determinó un 7-2 en la balanza; en un duro golpe para Petro.

Por el sí, se decantaron el saliente Lorduy, de Cambio Radical; además de Maritza Martínez (La U), Alfonso Campo (Conservador), Cristian Ricardo Quiroz (Alianza Verde) y los ponentes Ortiz (Liberal) y Prada (Centro Democrático); además de Altus Baquero, también del liberalismo, que se había reintegrado al órgano electoral. Y solo salvaron su voto Fabiola Márquez y Alba Lucía Velásquez (Pacto Histórico).
Pero ahora, con el arribo de Echevery, ya son tres los togados del lado del oficialismo, lo que advirtió De la Espriella. “Una jugada maestra que pone a Petro con tres magistrados en el Consejo Electoral, en momentos en que se promueven consultas, se declaran estados de excepción y se impulsa la reelección soterrada del jefe de la mafia”, expresó De La Espriella, que mostró su preocupación con el asunto.
Con un nuevo panorama, con 6-3, de parte del primer mandatario la estrategia estaría clara: la de persuadir a otros miembros del órgano electoral para que, en caso de que se requiera, las cargas se equilibren en favor de los intereses del Ejecutivo; no solo en las investigaciones que lo involucran, sino en otros procesos de índole electoral en los que tiene competencia el CNE; como las elecciones que se avecinan.