La despedida de Francisco: los mensajes que le envió a Colombia durante su pontificado

En el ángelus de 2025,
En el ángelus de 2025, Francisco alzó su voz por las víctimas del Catatumbo – crédito Ciro De Luca/REUTERS

La partida del papa Francisco deja un vacío inmenso en el mundo católico. Su lucha por la paz y la justicia social resonó en todos los rincones del planeta, pero fue especialmente significativa para Colombia, un país que el sumo pontífice llevó siempre en su corazón. Al recordar su legado, emergen mensajes dirigidos a esta nación marcada por la violencia y el conflicto.

Uno de los mensajes más recordados fue cuando, durante una audiencia en el Vaticano el 4 de abril de 2024, dirigiéndose al sacerdote colombiano Eduar Alexis Mena Palacios, reafirmó su esperanza en la paz para el país al decir: “La paz es posible, no pierdan esa ilusión”.

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En Navidad de 2024, el
En Navidad de 2024, el pontífice recordó su profundo vínculo con los colombianos – crédito Gregorio Borgia/AP

En otra ocasión, durante el ángelus en enero de 2025, el papa Francisco manifestó su solidaridad con las comunidades desplazadas por el conflicto armado, expresando: “Sigo con preocupación por la situación en Colombia, especialmente en Catatumbo. A los afectados les expreso mi cercanía y rezo por su bienestar”. Su preocupación por esta región, azotada por la violencia, evidenció la sensibilidad del sumo pontífice ante las crisis humanitarias y su llamado constante a la justicia y la paz.

Durante la COP16 que se llevó a cabo en Colombia, Francisco alentó a las comunidades a seguir protegiendo la biodiversidad y sus territorios, dirigiéndose especialmente a los pueblos indígenas con el mensaje: “Queridos hermanos indígenas y campesinos de la Amazonía: no aflojen, organícense como pueblo y caminen adelante. Un pueblo organizado siempre canta victoria”. Con esto, el sumo pontífice reafirmó su compromiso con el medioambiente y con aquellos que defienden los recursos naturales frente a las amenazas de la deforestación y la explotación indiscriminada.

Asimismo, en su mensaje de Navidad de 2024 dirigido a toda América Latina, reiteró su afecto por Colombia y su anhelo de que la armonía social se fortalezca en el país al afirmar: “El pueblo colombiano lo llevo en mi corazón”. Estas palabras reflejaron su profunda conexión con la realidad de la región y su deseo de que la fe y la solidaridad sean motores de cambio y unidad.

Francisco alentó a no rendirse
Francisco alentó a no rendirse frente a la violencia y los conflictos en Colombia – crédito Andrew Medichini/AP

En otro momento, insistió en la necesidad de reconciliación y esperanza para el futuro del país, alentando a los colombianos a seguir adelante sin perder la fe en el diálogo con su mensaje: “Nunca digan que la paz no se puede, la paz es posible. Es difícil lograrla, pero es posible”. Su llamado a la perseverancia y a la unidad entre sectores políticos y sociales destacó la importancia del perdón y la construcción de confianza entre comunidades divididas.

También reforzó la importancia de un esfuerzo conjunto para superar los conflictos del país, recordando la necesidad de trabajar unidos contra la violencia y el narcotráfico: “Todo lo que ustedes hagan por la paz, ayudará a resolver los problemas de guerras internas, de comercio de droga que hace más de 70 años ustedes lo están sufriendo”.

En esta ocasión, el papa señaló que el narcotráfico es una de las grandes heridas de Colombia y alentó a la población a no rendirse en la lucha contra esta problemática.

En sus homilías, promovió la
En sus homilías, promovió la inclusión social y la educación como motores de paz – crédito Yara Nardi/REUTERS

En varias oportunidades, Francisco mencionó la importancia de la educación, la inclusión social y la defensa de los derechos humanos como herramientas fundamentales para consolidar la paz en Colombia. En diversas homilías, instó a los líderes políticos a trabajar con transparencia y vocación de servicio para garantizar un futuro justo para todos los ciudadanos.

El papa Francisco dejó un legado de esperanza y compromiso con la paz. Su invitación a “callar las armas y abrir las puertas del diálogo” no solo fue un llamado en su tiempo, sino una enseñanza que permanecerá viva en el corazón de todos los colombianos.